La soledad... una compañera que nos hace reflexionar... pensar... darnos cuentas de varias cosas, pero la mayoría de las veces es
dolorosa... cuando pierdes a alguien... o por circunstancias de la vida quedas solo... a veces la buscamos para salir de los problemas o solamente para no tenerlos... algunos disfrutamos de la so
ledad y del silencio... otros lo odian... pero hay algunos... que sienten placer de alejar a la gente de ellos mismos... por odio o rencores... alejamos a la gente que nos hace bien... nos internamos en u
n yo mismo que es demasiado dañino... al estar en soledad te encuentras con ese yo interno al cual casi nunca ponemos atención.. con todo lo qe tu esperas y los demás esperan de ti... te sientes pre
sionado... a veces te desesperas... en ese silencio infinito... donde solo te escuchas a ti mismo... tus pensamientos... Qerer arrancar de algo o alguien no nos permite crecer... arrancar de eso... de alguien.
.. sin darnos cuenta o permitirnos saber que siente o que piensa el otro... si sufre o llora al ver nuestra partida o nuestro acto de
cobardía... tener miedo al que pasara a futuro y por eso arrancamos... querer alejar a la gemte de nosotros... a gente que nos qiere... que qiere estar con nosotros.. que aria cualquier cosa p
or nosotros... es lo mismo que el no atreverse... pero aun asi mas cobarde porqe arrancas... te escondes... ya no es solamente el miedo.. en fin arrancar... no afrontar las cosas y las prueb
as que no nos da la vida.. no creceremos... seremos lo mismo siempre... no habrá maduración... es como la semilla que se decidió a crecer pero no qiso seguir las pruebas y solo qedo un ar
busto... y no dio paso a un gran árbol....
no tengo valor para seguir escribiendo mas sobre esto... porque me llega y
duele... me llega en muchos sentidos.. por muchos lados... asi que les dejo una historia de un libro...

El Espantapájaros
Dije cierta vez al espantapájaros:
-Debes cansarte de estar tanto tiempo parado en este campo solitario.
Respondió: -Espantar es un placer tan profundo y duradero, que jamas me cansa.
Tras un momento de reflexión, repuse:
-Es verdad, pues yo también conocí ese gozo.
-¡Solo aquellos que estén rellenos de paja podrían conocerlo! -aseguro.
Yo me aleje, sin saber si me había insultado o elogiado.
Transcurrido un año, durante el cual el espantapájaros se convierte en filosofo.
Y cuando volví a pasar junto a el, dos pájaros hacían su nido en su sombrero.
dfiuchguh
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