martes, julio 20, 2010

arrancar... dentro de uno mismo...


La soledad... una compañera que nos hace reflexionar... pensar... darnos cuentas de varias cosas, pero la mayoría de las veces es
dolorosa... cuando pierdes a alguien... o por circunstancias de la vida quedas solo... a veces la buscamos para salir de los problemas o solamente para no tenerlos... algunos disfrutamos de la so
ledad y del silencio... otros lo odian... pero hay algunos... que sienten placer de alejar a la gente de ellos mismos... por odio o rencores... alejamos a la gente que nos hace bien... nos internamos en u
n yo mismo que es demasiado dañino... al estar en soledad te encuentras con ese yo interno al cual casi nunca ponemos atención.. con todo lo qe tu esperas y los demás esperan de ti... te sientes pre
sionado... a veces te desesperas... en ese silencio infinito... donde solo te escuchas a ti mismo... tus pensamientos... Qerer arrancar de algo o alguien no nos permite crecer... arrancar de eso... de alguien.
.. sin darnos cuenta o permitirnos saber que siente o que piensa el otro... si sufre o llora al ver nuestra partida o nuestro acto de
cobardía... tener miedo al que pasara a futuro y por eso arrancamos... querer alejar a la gemte de nosotros... a gente que nos qiere... que qiere estar con nosotros.. que aria cualquier cosa p
or nosotros... es lo mismo que el no atreverse... pero aun asi mas cobarde porqe arrancas... te escondes... ya no es solamente el miedo.. en fin arrancar... no afrontar las cosas y las prueb
as que no nos da la vida.. no creceremos... seremos lo mismo siempre... no habrá maduración... es como la semilla que se decidió a crecer pero no qiso seguir las pruebas y solo qedo un ar
busto... y no dio paso a un gran árbol....
no tengo valor para seguir escribiendo mas sobre esto... porque me llega y
duele... me llega en muchos sentidos.. por muchos lados... asi que les dejo una historia de un libro...

El Espantapájaros

Dije cierta vez al espantapájaros:
-Debes cansarte de estar tanto tiempo parado en este campo solitario.
Respondió: -Espantar es un placer tan profundo y duradero, que jamas me cansa.
Tras un momento de reflexión, repuse:
-Es verdad, pues yo también conocí ese gozo.
-¡Solo aquellos que estén rellenos de paja podrían conocerlo! -aseguro.
Yo me aleje, sin saber si me había insultado o elogiado.
Transcurrido un año, durante el cual el espantapájaros se convierte en filosofo.
Y cuando volví a pasar junto a el, dos pájaros hacían su nido en su sombrero.

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